Por: Ixcnel Castillo.communicare.uanl.mx
De una forma experimental y casi documental, Exorcismo: el Ritual, llega a la gran pantalla con una nueva propuesta dentro de su propio universo.
Basada en uno de los casos más documentados de posesión demoníaca en la historia de Estados Unidos. Inspirada en el exorcismo real de Emma Schmidt, apuesta por la crudeza y la sensación de estar viviendo cada momento.
Del miedo al terror
La película construye un ambiente tenso y contenido, evitando el camino fácil del sobresalto para enfocarse en el deterioro emocional de sus protagonistas.
Con movimientos de cámara abruptos, zooms inesperados y una narrativa visual desordenada a propósito, el filme refuerza la sensación de caos espiritual que habita en la parroquia donde ocurre el exorcismo.
Las actuaciones de Al Pacino y Dan Stevens destacan por su entrega a personajes rotos por la fe y el deber.
Pacino, en el papel del padre Theophilus Riesinger, ofrece una interpretación marcada por la contención y la solemnidad, la necesidad de enmendar un pasado y ayudar con fe.
Mientras que Stevens se sumerge en el conflicto de un sacerdote joven que duda de todo, de su fe, de las posibilidades, incluso de sí mismo.
Ambos construyen una relación tensa y simbólica, donde la batalla contra el mal es también un espejo de sus propias sombras internas.
Más que una película de sustos, Exorcismo: El Ritual se perfila como una pieza atmosférica y reflexiva sobre los límites de lo humano ante lo desconocido.
Su enfoque visual poco convencional, sumado a una trama inspirada en hechos reales, la convierten en una propuesta diferente dentro del cine de horror contemporáneo. Ideal para quienes buscan una experiencia intensa, inquietante y profundamente inmersiva.