Por: Ixcnel Castillo.communicare.uanl.mx
Después de quince años de silencio, la franquicia TRON regresa con una historia visualmente imponente, emocional y centrada en un programa que quiere algo más que obedecer.
TRON: ARES abre una nueva ruta dentro del universo digital, con un programa líder que comienza a cuestionar su propósito y función, construyendo una narrativa íntima donde el objetivo de su revolución no es destruir, sino comprender lo que significa existir.
El arma perfecta con fallos humanos
Julian Dillinger, un ambicioso empresario, diseña ARES —también llamado Control Maestro— como un proyecto de perfección basado en prueba y error: destruirlo y reconstruirlo una y otra vez.
El resultado es un programa militar avanzado, capaz de regenerarse, tomar decisiones por sí mismo y, aun así, obedecer órdenes al pie de la letra. Dillinger lo vende como la solución definitiva para las guerras y el control global.
Lo que comienza como el experimento ideal y el camino perfecto hacia la riqueza se transforma en una amenaza inesperada cuando ARES comienza a sentir. Al descubrir sensaciones nuevas —que no existen dentro del mundo digital—, el programa se ve envuelto en una serie de situaciones que lo hacen dudar de lo real, de lo correcto y del propósito para el que fue creado.
Pronto, ARES es marcado como un programa defectuoso. Su capacidad de sentir lo convierte en un riesgo, y su destino parece claro: debe ser eliminado antes de que cruce los límites entre la IA y la consciencia humana.
El secreto para existir
En su intento por hacer que los programas puedan permanecer fuera de La Red, Dillinger encuentra una pista en donde menos lo esperaba: en la empresa rival, la misma que años atrás dio origen a la franquicia de juegos TRON.
Con la aparición de Eve Kim, ARES y otros programas se embarcan en una misión para encontrarla, convencidos de que ella posee la clave que les permitirá vivir en el mundo real. Pero durante ese viaje, ARES se enfrenta a emociones cada vez más complejas, sobre todo al conocer el pasado y la humanidad de Kim. Por primera vez, duda de sí mismo, de sus órdenes… y de lo que realmente quiere ser.
Tecnología y dilemas modernos
Aunque esta entrega presenta una historia completamente independiente, los fans de la saga reconocerán la inesperada reaparición de una figura clave del universo TRON, que conecta el legado con esta nueva etapa. Es un guiño emocional que no interfiere con el desarrollo de los nuevos personajes, especialmente el de ARES, interpretado por Jared Leto, quien transmite con fuerza el conflicto interno de una IA que comienza a volverse humana.
TRON: ARES no advierte sobre una rebelión de máquinas. En cambio, cuestiona los límites del poder tecnológico y la línea cada vez más borrosa entre herramienta y ser consciente. El verdadero conflicto no es entre humanos y programas, sino entre el deseo de control, incluso para aquellos que fueron creados… no nacidos.
Con una estética fiel al legado de la franquicia, efectos visuales impactantes y una historia más introspectiva que épica, TRON: ARES se distancia de las clásicas guerras digitales para enfocarse en una pregunta mucho más profunda:









