“Cuando te gusta el trabajo, no es un trabajo. Es un placer servir”

Por: Alondra Jiménez

Después de una larga jornada de trabajo llena de ruidos, olores, sabores, cuchillos cortando verdura con rapidez, ollas y sartenes pasando de una parrilla a otra nos encontramos en la serenidad del hogar del señor José Evodio Marcelino Jiménez Flores o conocido por sus clientes como “Don José” quien pasa la mayor parte de su día dentro de una cocina preparando lo mejor que un cocinero sabe hacer; comida que alimente el cuerpo y el alma.

Sentado en un sillón de la sala estando lo más cómodo posible, aun con parte de su “uniforme” de trabajo, “Don José” un hombre de 59 años de edad y con una experiencia en la cocina de más de 35 años nos empieza a narrar con mirada audaz y un semblante que denota severidad lo que significa para él su trabajo y lo que ha aprendido gracias a este oficio.

El señor Jiménez, o “Don José” para sus clientes, nos cuenta que actualmente es dueño y cocinero de un pequeño restaurante llamado “Boca del rio”. Este establecimiento, ubicado dentro del emblemático Mercado Juárez en el centro de Monterrey, esta dedicado a la cocina de pescados y mariscos, además de los ya famosos tamales veracruzanos.

Preguntándole acerca de porque cree que su negocio es exitoso y sus clientes salen satisfechos luego de comer sus platillos, el señor Jiménez muestra una expresión de felicidad y orgullo mientras responde con sinceridad que hacer bien las cosas y la observación a sus clientes es la clave de su éxito.” Por el tiempo que nos frecuentan (los clientes) yo sé que a uno le gusta el arroz muy caliente, a otro le gusta que una sopa de mariscos salga hirviendo, algunos otros prefieren que no vaya tan caliente, son observaciones que hago que cuando un cliente llega yo ya se que es lo que va a ordenar” nos informa.

Mientras escuchaba lo anterior no podía dejar de recordar nuestros ya típicos ejemplos en clase de mercadotecnia sobre el éxito de la cadena de café “Starbucks” que como en cada oportunidad que se menciona esta cafetería decimos que su popularidad no se debe en si a la venta de cafés, sino al servicio que se le es proporcionado a los clientes, que va desde tu nombre en el vaso hasta el punto de que el barista ya sabe lo que vas a pedir.

Con esta respuesta de “Don José” podemos darnos cuenta que a pesar de no tener conocimientos sobre alguna estrategia de mercadotecnia o de negocios, mientras disfrutes lo que haces y creas cien por ciento en eso que te apasiona, las herramientas para lograr el éxito serán prácticamente empíricas.

Al cuestionarle sobre sobre cómo fue que aprendió a realizar los tamales veracruzanos nos menciona que fue desde 1994 cuando aquí en la ciudad de Monterrey trabajó con personas del puerto de Veracruz. “Lo elaborábamos de forma artesanal, usando cazuela de barro y palo de madera hasta alcanzar la textura de la masa, haciendo 80 tamales en un promedio de 4 horas, hoy en día 100 tamales deben ser elaborados en una hora”.

“Don José” también nos comenta que antes elaborar tamales aquí en el estado no era fácil pues las hojas de tamal y la “hierba santa” (utilizada para la elaboración de estos) eran enviadas a través de avión, pero con el pasar de los años se fueron haciendo populares en Monterrey situación que hizo mucho más fácil la compra de los materiales, y con respecto a su éxito en venta de estos tamales en su restaurante menciona que adecuó la textura de los tamales veracruzanos al gusto de los regiomontanos.

Indagando un poco sobre su trayectoria en el ámbito de la cocina, nos cuenta que trabajó en lugares como Torito Grill, Mostos Rosas, Yoyo´s Dinner, La Hacienda Mexican Restaurant, Das Bier haus entre otros ubicados en Estados Unidos.

Para muchas personas el oficio de cocinero puede no significar la gran cosa, pero para “Don José” ser cocinero es importante ya que para él satisfacer una necesidad vital a los clientes dejándolos satisfechos y con la idea de regresar, algunas veces es mucho más gratificante que lo económico. “Cuando te gusta el trabajo, no es un trabajo. Es un placer servir” menciona el señor Jiménez muy decidido.

El señor Jiménez y su restaurante han demostrado que la calidad y sabor de sus platillos no son de simples aficionados, pues nos menciona que han ido a comer incluso celebridades. “No recuerdos nombres porque no soy aficionado, pero un día llego un boxeador y los clientes me decían que él fue campeón, y así… otro actor que también no lo reconocí que también era muy famoso en telenovelas” nos relata “Don José”.

Por todo lo anterior el señor Jiménez menciona que considera su trabajo como una mina de oro, el cual le ha dado una forma de subsistir económicamente y le ha brindado la oportunidad de conocer mucha gente y hacer amigos de diferentes extractos sociales y países.

En cuanto a la rutina de “Don José” nos indica que es difícil, pues desde que llega por la mañana ya se siente presionado, sin embargo, organizándose bien, realizando dos o tres actividades a la vez de manera organizada para tener todo listo cuando los comensales lleguen hace que su cocina sea mucho más rápida. Mientras que en los ratos libres hace salsas, corta verduras y filetea para el día siguiente.

Por último, el señor Jiménez les da un consejo a todos aquellos que se interesen por la cocina, ya sea de manera profesional estudiando la carrera de gastronomía o como en el caso de él que fue por conocimientos adquiridos con el pasar de sus trabajos en el ámbito restaurantero que les tiene que gustar y tienen que estar conscientes de la responsabilidad que significa preparar alimentos, pues el cliente es lo más importante para un restaurante y enfermarlo por un error sanitario no hablaría bien ni del cocinero ni del restaurante.

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