Cervicectomía radical para el cáncer de cuello uterino

Por: Tania De La Cruz

El cáncer del cuello uterino es el segundo cáncer más frecuente en la población femenina, después del cáncer de mama, puesto que afecta anualmente a unas 493.000 mujeres en el mundo y ocasiona la muerte a 274.000 de ellas, esto según datos de La Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología, Vol. 61, No. 3, del año 2010. 

Se define al cáncer como una enfermedad, en la cual las células del cuerpo comienzan a multiplicarse sin control, este se identifica siempre de acuerdo a la parte del cuerpo en que aparece primero, aunque posteriormente se propague a otras áreas. Si el cáncer se origina en el cuello uterino, se denomina cáncer de cuello uterino. El cuello uterino es la parte más baja y estrecha que sirve de entrada al útero, este conecta la parte superior del útero con la vagina, la cual sirve como vía del parto. El útero o la matriz es donde crece el bebé cuando una mujer está embarazada.

Todas las mujeres tienen riesgo de contraer cáncer de cuello uterino. Este cáncer se presenta con más frecuencia en mujeres mayores de 30 años de edad. El virus del papiloma humano (VPH) es la causa principal del cáncer de cuello uterino, el cual puede transmitirse de persona a persona durante las relaciones sexuales.

Por lo menos la mitad de las personas sexualmente activas adquieren el VPH en algún momento de su vida, aunque pocas mujeres contraen el cáncer de cuello uterino.

Según un artículo de la American Society of Clinical Oncology (ASCO), publicado en el año 2020, menciona que algunos de los procedimientos para diagnosticar el cáncer de cuello uterino son: la exploración ginecológica bimanual (en la cual el médico revisa el cuerpo de la paciente para detectar cualquier cambio inusual en el cuello uterino, el útero, la vagina, los ovarios y otros órganos cercanos), el papanicolao (en donde el médico raspa ligeramente la parte externa del cuello uterino y la vagina, y toma muestras de las células para su análisis), la prueba de citología de base líquida, a menudo denominada ThinPrep o SurePath (transfiere una capa delgada de células sobre un portaobjetos, la muestra se preserva, de modo que se pueden realizar otras pruebas como la prueba de VPH) y finalmente el artículo hace mención de la Colposcopia (en donde el médico visualiza si hay áreas anormales en el cuello uterino), cabe agregar que esta prueba puede realizarse en mujeres embarazadas.

Debido al avance en estos métodos se ha facilitado la detección de células cancerosas de una manera más eficaz, ya que con las pruebas tradicionales de Papanicolaou era más lento el proceso y difícil de leer el resultado.

El cáncer de cuello uterino puede prevenirse con pruebas de detección regulares para detectar cualquier precáncer y tratarlo, así como con la vacuna contra el VPH.

La American Society of Clinical Oncology recomienda que las niñas reciban la vacuna contra el VPH, la cual está aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration, FDA) de los Estados Unidos para la prevención del cáncer de cuello uterino provocado por el VPH para personas de entre 9 y 45 años de edad. También hace hincapié en otras medidas para prevenir el cáncer de cuello uterino, como lo son retrasar el inicio de la actividad sexual hasta el fin de la adolescencia o después, limitar el número de parejas sexuales, practicar relaciones sexuales con protección mediante preservativos y barreras bucales, evitar las relaciones sexuales con personas que han tenido muchas parejas sexuales, evitar las relaciones sexuales con personas que presentan verrugas genitales u otros síntomas y dejar de fumar.

Existen diversos tratamientos para este tipo de cáncer, pero nos enfocaremos en la cervicectomía radical, la cual el  Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos de América, en su página oficial de internet la define como: “Una cirugía para extirpar el cuello uterino, el tejido, los ganglios linfáticos cercanos, y la parte superior de la vagina”.  Esta cirugía  se utiliza para tratar a las mujeres que tienen un cáncer de cuello uterino en estadio temprano y quieren tener hijos, aunque se ha demostrado que las mujeres que se someten a esta cirugía pueden tener un mayor riesgo de aborto espontáneo. El procedimiento de esta cirugía consiste en que después de extirpar el cuello uterino, se une el útero con la parte que queda de la vagina. Se usa una sutura o una banda especial para que funcione como el cuello uterino  y se crea una abertura al útero.

Un artículo publicado este año por el Memorial Sloan Kettering Cancer Center recalca algunas actividades que las pacientes no deben realizar después de la cirugía, algunas de ellas son: no levantar objetos con un peso mayor a 4.5 kg, no realizar actividades vigorosas, dejar el alcohol y la cafeína hasta que el médico lo indique, no colocar nada dentro de la vagina como tampones ni realizar lavados vaginales,  no tener relaciones sexuales hasta su primera cita después de la cirugía, esto para evitar cualquier tipo de infección.

Con lo anterior, llegamos a la conclusión de que pesar de que algunas de las recomendaciones difieran, los organismos reguladores más importantes están de acuerdo en que las mujeres activas sexualmente deben comenzar a realizarse los estudios de detección temprana de cáncer de cuello uterino a los 25 años de edad, puesto que esto será un punto clave para salvar su vida.

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