Tatuajes como forma de arte 

Por: David Rivera

     El uso de los tatuajes se remonta más lejos de lo que la mayoría de la gente piensa. Los egipcios ya conocían y practicaban la técnica del tatuaje hace más de 3000 años. Se sabe que desde la XI dinastía egipcia se practicaba el arte del tatuaje. “Una referencia acerca del uso de los tatuajes se encuentra en la sacerdotisa egipcia llamada Amunet. Esta sacerdotisa vivió en el año 2000 A.C. y se sabe que su cuerpo estaba totalmente tatuado con dibujos decorativos de puntos y líneas estilizadas de probable carácter religioso o sagrado.” (Centro Regional de Investigación en Psicología, 2011)

     La realización de tatuajes, hoy día, se ha convertido en una actividad de marcada relevancia social. En México cerca de 12 millones de personas están tatuadas, estima el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). Esta estadística coloca al país en el puesto número uno de toda Latinoamérica.

     “El arte nace de la necesidad de expresar algo, y puede llevar a generar sentimientos en los espectadores que lo miran, que lo oyen y que lo presencian.” (Yaconic.com, 2019)  Actualmente es común ver como personas provenientes de los campos de las artes plásticas y visuales han tomado el camino de tatuadores porque encuentran en esta actividad un modo de expresión artística, para ellos el cuerpo es como el lienzo, con una gran dificultad añadida, pues una vez que trazas una línea no puede ser eliminada.

     Lizeth Guajardo Mejía, tatuadora profesional con más de 5 años de experiencia, comenta que los tatuajes pueden ser considerados como arte siempre y cuando se realice un diseño totalmente original o que el cliente acceda a modificar parcialmente el diseño,  ya que el limitarse a replicar algo que ya ha sido creado convierte el tatuaje en una artesanía. 

     Con un tono tan expresivo de seguridad  y con la intención de ampliar su respuesta, expone que es un arte por el simple hecho de ser único, de nacer de la inspiración de dos personas que se unen para crear algo que no podría repetirse. La mayoría de las obras artísticas funcionan de esa manera.

     Rodrigo Ganter, profesor e Investigador  del departamento de sociología de la Universidad de Concepción, argumenta en su investigación que “en la antigüedad el proceso del tatuaje era mucho más elaborado que en la actualidad, ya que tenía una carácter significativamente más ritualista que en el mundo contemporáneo. Existía la creencia de que los tatuajes protegían contra la mala suerte y las enfermedades. También se utilizaban como identificadores del prestigio social, del rango o de pertenencia a un grupo determinado. Sin embargo, se ha usado frecuentemente como adorno.”

     Por su parte, Guajardo Mejía, que presentaba algo de duda para estructurar su respuesta, menciona que los tatuajes no siempre se hacen del todo por un significado,  sino que en muchos casos se realizan meramente por estética y por mejorar la autoestima. Nos platica que en estos casos los hombres buscan verse más varoniles o que simplemente las personas se realizan tatuajes para cubrir cicatrices u otras marcas en la piel.  

     Un estudio hecho por el Centro Regional de Investigación en Psicología, destaca el hecho de que los jóvenes se realicen tatuajes sobre todo en zonas ocultas, lo que refleja el reconocimiento por parte de los jóvenes de la estigmatización que aún existe sobre esta práctica en su medio social y familiar. Con lo que probablemente evitan una sanción o desaprobación.

     Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis), en el periodo 2017-2019, “la principal razón por la que las personas aducen haber sido discriminadas es su apariencia física, su vestimenta, cabello, estatura, tono de piel, tatuajes y modificaciones corporales.  Alrededor del 70% de las quejas por discriminación que recibe el Conapred por tatuajes, han sido efectuadas en el ámbito laboral.

     Guajardo Mejía, denotaba en su respuesta la inconformidad y el enojo que alguien con tatuajes puede tener al momento de ser rechazado en un trabajo. Con la voz un tanto más alzada y con un poco de alteración argumenta que los tatuajes son una forma de expresión artística y que todas las personas deberían de tener la libertad de experimentarla sin el miedo de tener una represalia laboral. Alega que los tatuajes no son factor para definir a alguien y que lo que importa son las aptitudes y conocimientos que tenga la persona para desempeñar su trabajo.

     Hay un aspecto a tomar en cuenta en la conceptualización de los tatuajes como arte, ya que las obras de arte buscan ser perpetuadas para la posteridad. Las obras como esculturas, películas, la música o las pinturas pueden soportar el paso del tiempo y vivir más allá del tiempo de vida de sus creadores, pero los tatuajes no podían soportar la perdurabilidad después de la muerte del portador, por lo que se podía referir como un arte de un solo momento, una obra fugaz. Con los descubrimientos de momias de miles de años cuyos cuerpos contaba con numerosos tatuajes, se puede decir que esta expresión artística pudo cruzar la barrera de lo imperdurable, por lo que puede ser catalogado como arte.

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