Parque Fundidora

Lucía Jaqueline Silva de León, Marcela Ileana Macias González, Alan Jair Vázquez Infanzón, Karla Estefanía Alonso Ibarra

Naturaleza, espacios recreativos y un amplio recorrido, son aspectos que describen muy bien al Parque Fundidora. Este lugar histórico es uno de los más idóneos para disfrutar en compañía de seres queridos y conocer un poco acerca de la arquitectura, entretenimiento y cultura que existe en nuestra entidad.

Su origen se remonta a principios de 1990, año en que fue construida la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, S.A., donde se instaló el primer alto horno de América Latina, convirtiéndose así en una institución perteneciente a la Federación que terminó cerrando sus puertas en 1986. Dos años más tarde, con la creación de un fideicomiso especial, se inició el proyecto del parque-museo que hoy conocemos.

Conciertos, festivales, convenciones, ferias, carreras y demás eventos son los que se han realizado en Parque Fundidora a lo largo de sus más de veinte años en funcionamiento. Con más de ocho millones de visitantes al año, es seguro afirmar que este parque se ha vuelto el lugar más emblemático de todo Monterrey e incluso del norte del país.

A pesar de todo, Parque Fundidora no siempre lució como hoy en día. Cuenta con una larga historia y muchas décadas de cambios de los cuales han sido testigos los habitantes de la ciudad. Uno de esos testigos es Lucía Muñoz Dávila, quien ha residido sus 63 años de vida en la ciudad de Monterrey y se acuerda claramente de las transformaciones antes mencionadas.

“No, no, no, era distinto, antes era muy distinto porque ahora es un parque y antes era una fábrica de fundición de hierro. Lo que ves hoy en día son los restos de aquel entonces, ya ahorita lo cambiaron mucho más.” comentó desde el otro lado del teléfono con una voz muy cálida y delicada.

Para continuar, le cuestionamos lo siguiente: “Entonces, ¿Considera que Fundidora era mejor como estaba antes o como está hoy?” Sin dudar un segundo, ella respondió: “No, es mejor como está hoy en día porque ahora es un parque recreativo que permite que las familias pasen un día agradable como por ejemplo hacer un día de campo o pasear en bicicleta. Se disfruta más hoy.”

“Pues recuerdo que andábamos en el Parque España, estábamos en los juegos y desde ahí podíamos ver toda la lumbre que salía de los hornos, se veía muy impresionante. También tengo el recuerdo que un tío y un cuñado trabajaron ahí, y lo que platicaban ellos era que traían sus zapatos de construcción y aun así se les pasaba lo caliente del piso pues ellos fabricaban las varillas. Son muchos recuerdos, pero esos son los que se me vienen a la mente ahorita.” Añadió Lucía.

Otro ciudadano que compartió sus recuerdos con nosotros fue José Ovidio González López de 92 años: “Era una de las grandes empresas aquí en Monterrey, pero los sindicatos la vinieron hundiendo porque a cada rato estaban haciendo huelgas para que les aumentaran el sueldo a los trabajadores y algunos ni trabajaban; era una corrupción tremenda. Mejor el presidente vino y los corrió a todos, les dio lo que les pertenecía y ya. Ahí hacían las maquetas de fierro.”

También añadió que: “Había tres turnos. Yo me acuerdo de que cuando ya los echaron fuera de ahí, ya nadie los quería porque eran sindicalizados, pero en aquel tiempo no había delincuencia a pesar de que había mucha gente sin trabajo; muchos pusieron tienditas o talleres con lo que les dieron de pensión.”

“Yo conocí a uno que trabajaba ahí, ¿Cómo se llamaba?, estuvo mucho tiempo solo y arreglo su pasaporte para irse a trabajar al otro lado. Había otro señor allá por industrias que ese andaba de plomero después de que cerró la fundidora. Aquí platicaban, hasta salió en el periódico, que se juntaron varios y fueron a Bimbo y les dijeron que si acabaron con el fierro también podían acabar con el pan; así como andan ustedes nomás no. Todos quedaron bien amolados.” 

Ovidio nos platicó que: “Al principio los dueños eran los Ferrara y Signoret, pero como no pudieron con las huelgas, la vendieron al gobierno y este también la dejó morir porque ya no le quiso invertir a los hornos. Tenían muchas prestaciones los trabajadores, hasta tienda que les fiaba todo, una escuela para ellos y una clínica por allá por la ‘Y’; también la colonia Adolfo Prieto era de los obreros, todos vivían cerca. Trabajaban las 24 horas, en el día no, pero en lo oscuro se veía la lumbre. Una vez se volteó un perol, murieron muchos, sí pasaron varias desgracias.”

De igual manera, nos dimos la tarea de visitar el parque; una vez llegamos a la entrada principal entre las calles Fundidora y Adolfo Prieto, optamos por dejar el vehículo en el estacionamiento que brinda dicho lugar y que se encuentra únicamente a unos pasos de la entrada; cabe mencionar que este servicio tiene un cobro adicional dependiendo de las horas que dure tu recorrido.

Nos asombró la vista general al ingresar, puesto que desde donde estábamos, pudimos apreciar bancas y árboles, corredores amplios y la gran estructura del famoso centro internacional de negocios de Monterrey, Cintermex, asomándose a lo lejos.

A los extremos de la entrada se pueden encontrar hornos de metal fundido conocidos como crisoles, actualmente convertidos en fuentes. Al acercarnos notamos que, al fondo del agua cristalina, había unas cuantas monedas; antes de avanzar no pudimos resistir el tocarla y para el recuerdo, tomar algunas fotografías.

Después de unos minutos caminando, nos encontramos con una visitante que venía acompañada de su esposo; los dos portaban ropa para hacer ejercicio y decidimos preguntarles acerca de su visita. Con una voz fuerte y una sonrisa en el rostro, ella nos comentó lo siguiente: “Se pueden hacer muchas cosas, pero por lo general yo acostumbro a venir a correr aquí y de vez en cuando andar en bicicleta y darle la vuelta al parque.”

La página oficial de turismo del Estado, Nuevo León Extraordinario, nos dice en el apartado 10 cosas que hacer en el Parque Fundidora, que: “Si te gusta disfrutar de un soleado y hermoso día y quieres conocer cada área verde, se recomienda el recorrido del Expreso Fundidora que ofrece además una audioguía”.

Posteriormente nos acercamos a rentar una bicicleta por aproximadamente 1 hora; nos agradó la atención y el buen trato que nos brindó el personal al resolver todas nuestras dudas.  

Comenzamos nuestro recorrido en bicicleta y mientras más pedaleábamos, más nos asombrábamos con la grandeza del parque. Nos sorprendimos al pasar por cada una de las opciones de entretenimiento que ofrece, como, por ejemplo, la pista de hielo o el Museo del Acero, mejor conocido como Horno Tres.

También tomamos un descanso junto a la Cineteca, sala equipada para proyectar cine comercial y no comercial. Cerca de ahí pudimos encontrar puestos de snacks, ideales para la gente que desea disfrutar del paseo y las atracciones mientras come o bebe algo tan simple como agua purificada.

Aprovechando nuestro último descanso, nos animamos a platicar con una mujer joven sentada junto a su carriola, quien nos dijo que: “El parque todos lo conocen y lo visitan; vienen para pensar en algo más que no sea estar encerrados”.

A pesar de que cerró sus puertas durante un tiempo debido a la pandemia, hoy en día el Parque Fundidora se encuentra reactivo y funcionando en su totalidad para todos aquellos viajeros, deportistas y amantes de las áreas verdes que deseen despejar sus mentes caminando por el famoso Puente de Cristal en El Paseo de la Mujer Mexicana dentro del parque.

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