Por: Roberto Jiménez-communicare.uanl.mx
En un encuentro que prometía emociones desbordantes, Tigres y Chivas protagonizaron una batalla táctica en el partido de ida de la Gran Final de la Liga MX, plasmando un marcador final de 0-0 donde los estrategas optaron por no arriesgar demasiado, dejando todo abierto para el partido de vuelta.
El Estadio Universitario fue el testigo de esta primera serie, en la que la prioridad fue el orden defensivo y la cautela en los avances, ambos conjuntos desplegaron estrategias enfocadas en no conceder espacios, lo que resultó en un encuentro con pocas llegadas de peligro.
La afición vibró con cada ataque, pero las defensas se mantuvieron firmes, frustrando los intentos de romper el empate, la experiencia de las finales pasadas se hacía presente en la mente de cada jugador, influyendo en la toma de decisiones en el terreno de juego, sin embargo, la verdadera batalla aún está por venir, ya que la vuelta definitiva se llevará a cabo el próximo domingo en el Estadio Akron, donde se decidirá quién se alzará con el anhelado título.
El destino de la Gran Final de la Liga MX aún está en el aire, ambos equipos están conscientes de que deberán superar sus barreras tácticas y desplegar un juego más ofensivo si desean hacerse con el campeonato, todo está en juego, y los jugadores saltarán al campo con el corazón en la mano, dispuestos a darlo todo por su afición y dejar una huella en la historia del fútbol mexicano.
El domingo se acerca, y la ansiedad se respira en el ambiente. ¿Podrá Tigres vengar aquella final polémica de 2017 y alzarse con el título ante Chivas? ¿O el conjunto rojiblanco escribirá un nuevo capítulo de gloria en su historia? Los aficionados esperan con ansias a que ese día llegue, sabiendo que el Estadio Akron será el escenario donde se revelará el campeón de la Liga MX.